Cada día veo de primera mano cómo nacen nuevas empresas, nuevas aplicaciones y nuevas plataformas. Sin embargo, hay una dura realidad: la mayoría de ellas están condenadas a fallar, debido a que su startup no tiene claro su propósito.
Emprender es un juego cruel, donde el resultado por defecto es fallar. Por más que al inicio creamos que nuestra visión, talento y largas horas de trabajo son suficientes para triunfar, muy poco tiempo después de empezar nos damos cuenta de que se necesita mucho más que eso.
Puede sonar un poco masoquista, pero es bueno recordar esto constantemente. No para desmotivarse, sino para recordar que cada una de las decisiones que tomamos serán lo que determinen si caminamos hacia el éxito o si sólo estamos dejando que la corriente nos arrastre hacia el fracaso.
Por otro lado, algo que es igual de importante de recordar es el norte hacia donde caminar para tomar decisiones que aumenten nuestra posibilidad de alcanzar el éxito: el propósito de nuestro producto.
En el proceso de construir productos, hay veces donde perdemos este norte y nos quedamos perdidos en aspectos cómo la arquitectura técnica, estrategias de mercadeo o línea gráfica, pero nos olvidamos que estos no son el fin, sino que son el medio para impulsar el propósito de nuestra solución.
El propósito de un producto siempre debe ser el centro. Tener un propósito que le genere valor al público y resolver problemas reales con soluciones validadas es muy importante para crear un producto que las personas quieran y amen usar.
Si aún no lo has definido (o llevas tanto tiempo alejados del propósito que ya no lo tienes tan claro), acá van cinco pasos para definir el norte de nuestro producto (basados en el marco de trabajo de Golden Circle de Simon Sinek):
1. Encontrar el problema
Este paso es fundamental. Suena hasta obvio, pero el propósito que encontraremos más adelante impulsará la resolución de este problema. La clave para este paso es la observación, ya que debemos encontrar un dolor que tengamos nosotros mismos o que tengan las personas a nuestro alrededor.
Un ejemplo que todos hemos vivido es el de Dropbox, donde los fundadores estaban cansados de los problemas que implicaba gestionar archivos al inicio de los 2010s (enviar archivos por correo electrónico, que se dañara la llave maya, tener mil discos externos de respaldo, entre otras historias de terror). Ellos vivían esta frustración en carne propia frecuentemente y entendieron que no había, hasta ese punto, una mejor alternativa.
2. Definir el “por qué”
Habiendo identificado el problema, llega el momento donde debemos hacer introspección sobre por qué queremos solucionarlo. El “por qué” es la razón de peso que, acompañada de una creencia firme que nos mueve, justifica el que entremos en el cruel juego de emprender. Este punto es el alma de nuestro propósito.
Volviendo al ejemplo de Dropbox, el “por qué” es eliminar la fricción y ansiedad asociada con la gestión de archivos y respaldos.
3. Descubrir los trabajos por hacer (JTBD)
En esta etapa es dónde descubrimos porqué las personas comprarían nuestro producto. Esto siempre va de la mano con el dolor descubierto en el primer paso, ya que debemos recordar que la razón por la cual un usuario compra nuestro producto o servicio es resolver sus necesidades y no “porqué somos muy buenos”.
Con el ejemplo del primer punto: las personas usan Dropbox no porqué sea muy cool tener nuestros archivos en la nube. La gente lo utiliza porqué quieren guardar sus archivos de manera segura y acceder a ellos desde cualquier lugar del mundo, en cualquier momento, sin tener que cargar una llave maya (o pendrive para el resto del mundo) y sin el estrés asociado a los métodos tradicionales.
De entrada puede parecer simple, pero llegar a este resultado no es tan fácil. En este punto venimos cargados de sesgos y no tenemos la suficiente información para llegar a una conclusión. Pueden haber dolores que no hayamos identificado o soluciones que no hemos considerado. Es por esto que en esta etapa es importantísimo hablar con nuestros posibles usuarios para entender cómo viven ellos el problema desde sus vidas, cómo les afecta y de qué forma lo solucionan.
Ojo, estas entrevistas NO se tratan de nosotros, ni de nuestro producto, ni es un momento para pitchear nuestra idea, ni menos un momento para decir cómo pensamos solucionar el problema… Es un momento para indagar. La clave de este punto es la curiosidad y la escucha activa (existe este valioso video de YC sobre cómo hablar con usuarios que podría serles útil: https://www.youtube.com/watch?v=z1iF1c8w5Lg).
4. Definir el “cómo”
Finalmente, llega el momento en el que debemos unir los tres primeros pasos para formular la salsa secreta de nuestro producto (la propuesta de valor). Este es el cuerpo y el vehículo de nuestro propósito, ya que esta es la forma tangible en la que entregamos valor a nuestros clientes.
Recapitulando los puntos anteriores sobre el caso de Dropbox para completar el ejemplo:
- El problema es que los usuarios están cansados de lo frustrante y complicado que es gestionar, transportar y compartir archivos.
- El “por qué” es que creemos que las personas deberían tener acceso a sus archivos de forma segura dónde sea, cuándo sea y sin importar si tienen un pendrive con ellos o no.
- Los JTBD de los usuarios son:
- Almacenar sus archivos
- Sentirse seguros de que su información está segura
- Compartir sus archivos con otras personas
- Por lo tanto, podemos plantear que el cómo es ofreciendo una plataforma en línea donde la información de los usuarios estén alojada en la nube para facilitar la sincronización, respaldo y almacenamiento de la información.

Estos cinco puntos son muy importantes para establecer la razón de ser de nuestro producto, entendiendo que todo en nuestra empresa girará en torno a impulsar este propósito.
Claramente, tener éxito en los negocios no es tan sencillo cómo seguir una lista de cinco puntos. Esto deberá ir acompañado de trabajo duro, un excelente timing, ejecución precisa y rápida, perseverancia, socios estratégicos y mucha (MUCHA) suerte. Sin embargo, establecer y seguir el propósito de nuestro producto sin duda es una forma que podemos usar para mover la aguja a nuestro favor en el juego de la creación de productos con gran impacto.
Finalmente, si tienes un producto tecnológico te invito a reflexionar: ¿sigues apuntando al norte correcto o tienes que realinear tu dirección hacia el propósito real de tu producto?
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